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El fuego de la consciencia

Antes de resurgir de las cenizas de lo vivido, el proceso nos pide ser valientes. Nos enfrentamos a nuestros mayores miedos y el proceso nos pide sostenernos frente a los mismos. Sostenernos y sostener las nuevas frecuencias. Sostenernos y Ser… la calma frente a la tormenta, el amor frente al miedo, la abundancia frente a la ilusión de carencia, o lo que esté en resonancia con lo que en nuestro proceso estemos trabajando. A medida que somos capaces de sostenernos en PRESENCIA CONSCIENTE frente a lo que amenaza, la alquimia va sucediendo. El fuego de la consciencia va quemando todo lo que ya cumplió su ciclo, todo lo que ya cumplió su función se va desvaneciendo. Consumido por el fuego de la presencia consciente que todo lo transmuta, todo remanente de densidad va siendo liberado.   


“Si, resucitarás de las cenizas pero primero viene la quema. Para esta parte cariño, debes ser valiente” Kalen Dion



La primera vez que leí esta frase, retumbó en mi interior y se sintió muy amenazante. ¿Otra vez? ¿Cuántas veces más tengo que morir? ¿qué va a quedar? ¿Qué más va a pasar? Sentía que ya había pasado por esa “quema” muchas veces. Hoy comprendo un poco más y ya no es tan amenazante y aunque a veces todavía lo sea, hoy confío plenamente en la sabiduría del proceso y me rindo ante el mismo. Y en ese punto, puedo darme cuenta que es el ego de ese momento (y sus miedos,creencias, juicios, apegos) el que se rinde, abriendo paso al fuego del corazón que sabe mucho mejor que mi ego, lo que ya no necesito.  Reconozco el fuego dentro de mi, lo abrazo y sé que cuando se presenta, está al servicio de mi bien más elevado. Cuando hay resistencia, la quema la vivimos como ansiedad, nos resistimos a la experiencia, entonces el fuego incrementa su intensidad para llevar a cabo su propósito. Nos resistimos al proceso y desperdiciamos el fuego cuando nos peleamos con la vida, con nuestro sentir o con nuestro entorno. Al resultarnos amenazante intentamos expulsarlo fuera pero no podemos deshacernos de aquello con lo que estamos profundamente vinculados, el fuego es parte de nosotros. Al ser rechazado, el fuego suele proyectarse sobre el entorno, con juicios , reclamos y acusaciones o se revierte sobre nosotros mismos y nos hacemos daño a través del juicio y rechazo hacia nuestro sentir y nuestra experiencia. Nos resentimos, juzgamos, reclamamos y sufrimos en lugar de permitir que el fuego interno trabaje a nuestro favor. Sosteniéndome en amor y empatía frente al mismo, permito que el fuego cumpla su función de quemar, transmutar lo que ya no necesito, lo que ya cumplió su función. Permito que cumpla su función, sosteniéndome en presencia consciente frente al mismo, acompañándome de la forma más amorosa y empática que me sea posible mientras el fuego alquimiza y transforma el espacio interno. Soy testigo de su fuerza y de su capacidad, a la vez que voy integrando cada vez a mayor profundidad, el fuego en mi y me voy permitiendo experimentar la fuerza y la potencia de mi Ser.



Con amor,


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