Sanamos sintiendo. Nuestras emociones fluyen en nosotros y a través de nosotros, y es a través de nosotros que las frecuencias de baja vibración son transmutadas a frecuencias superiores y liberadas. Cuando rechazamos, juzgamos o reprimimos lo que sentimos, sólo nos generamos mayor sufrimiento. La observación consciente y aceptación de aquello que emerge facilita la transmutación de frecuencias. La experiencia se modifica ante la presencia consciente.
La programación subconsciente emerge y busca ser liberada a la luz de la consciencia pero solemos obstruir su fluir. Muchas veces nos da miedo sentir, nos resulta amenazante, y empleamos diversas estrategias para evadir nuestra experiencia emocional y mientras más rechazamos, juzgamos o negamos lo que sentimos con mayor fuerza lo experimentamos. Nos identificamos con nuestros pensamientos y emociones imponiendo innumerables juicios sobre la experiencia interna y ahí radica una de las mayores dificultades. Al identificarnos con la experiencia nos apegamos a la misma. El ego se identifica y rigidiza la experiencia, recreando, alimentando y reforzando constantemente la experiencia limitante.
Escríbelo, llóralo, cántalo, platícalo, píntalo, libéralo de la forma que puedas pero no te lo guardes. Lo que nos guardamos, lo cargamos de una u otra manera. Nuestros síntomas y nuestra experiencia corporal revelan constantemente nuestra experiencia interna.
Permite que tus emociones fluyan en ti y a través de ti. Observa lo que emerge, tomando de aquello que te nutre y liberando lo que pesa, lo que ya no eliges. Tomando los aprendizajes y la consciencia que hoy emerge de las experiencias vividas y liberando lo que ya cumplió su ciclo.
Cuando observamos conscientemente nuestra experiencia emocional, nuestras pautas recurrentes, heridas y creencias limitantes y lo que va emergiendo, la información del subconsciente se libera gradualmente a la luz de la consciencia.
El proceso no es en línea recta sino más bien en espiral y muchas veces vamos tocando los mismos puntos, las mismas heridas, miedos, creencias limitantes, sanándolos, liberándolos cada vez a mayor profundidad.
Es frecuente en el proceso sentir que “retrocedemos” cuando volvemos a experimentar algo que creíamos ya habíamos dejado atrás. Es importante saber que lejos de retroceder, lo experimentamos “nuevamente” justamente porque la información se está liberando, cada vez a un nivel más profundo.
Gradualmente vamos pudiendo percibir los avances, los cambios en la experiencia interna y la liberación de las creencias y pautas limitantes. A medida que aprendemos a recibirnos, nos vamos liberando. A mayor responsabilidad vamos tomando respecto a nuestra experiencia interna, mayor libertad vamos experimentando.
La responsabilidad personal implica la habilidad de responder frente a nuestra experiencia interna, frente a nuestras emociones y necesidades, implica la capacidad de elegir conscientemente cómo nos vinculamos hoy con lo que se hace presente aquí y ahora.
La liberación de las pautas limitantes sólo puede darse desde la presencia consciente y desde el aquí y ahora. Aquí y ahora podemos elegir conscientemente, aceptación frente a los juicios, presencia frente a la ausencia, perdón frente a la culpa, amor frente al miedo y liberarnos de aquello que nos aprisiona liberándolo a través de nuestra presencia consciente.
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