Trascender implica superar, sobrepasar, ir más allá...esto implica varios aspectos y perspectivas de la trascendencia que quisiera abordar y compartir con ustedes. El cambio y la trascendencia son una constante en la vida.
Nuestros vínculos trascienden en nosotros y a través de nosotros.
Trascendiendo los límites de la consciencia individual contribuimos a las trascendencia de los límites en la consciencia colectiva.
Trascendemos constantemente en nuestros vínculos y a través de nuestros vínculos.
En un intercambio continuo con nuestro entorno impactamos y somos impactados; modificándonos y cocreando la experiencia continuamente.
Cuando algo impacta emocionalmente en nosotros no se pierde ni se desvanece, trasciende su forma original resurgiendo en nosotros y a través de nosotros en nuevas formas constantemente. Trascendemos a través de nuestros vínculos resurgiendo en nuevas formas constantemente.
Inmersos en una constante interacción con el entorno, continuamente impactamos en el entorno y somos impactados por el mismo, cocreando la experiencia constantemente. El impacto de nuestras acciones trasciende nuestra individualidad así como el tiempo y el espacio en que las llevamos a cabo.
A través de la muerte experimentamos la trascendencia de nuestro cuerpo físico, el alma se desprende y trasciende a otros planos de consciencia. Cuando un ser querido muere, resurge de múltiples formas dentro de nosotros y a través de nosotros. En nuestras decisiones, en nuestras elecciones, en nuestras acciones están nuestros vínculos. Nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros ancestros y todo aquello que ha impactado emocionalmente en nosotros está presente aquí y ahorade una u otra manera. Tenemos la oportunidad de honrar a nuestros seres queridos en nuestra vida y a través de nuestra propia vida. La mejor manera de honrar a quienes ya no están es estar presentes, honrándolos con nuestra vida y a través de nuestra propia vida.
En el proceso personal morimos y resurgimos en nuevas formas constantemente. Vivimos las experiencias que vamos necesitando vivir para nuestra evolución y a medida que vamos integrando los aprendizajes y nueva información a la consciencia, vamos trascendiendo las formas mentales y emocionales con las que nos identificábamos, trascendiendo y ampliando los límites de la consciencia constantemente, trascendiendo nuestros miedos, trascendiendo las formas con las que en determinado momento nos hemos identificado y con las que ya no resonamos. En el proceso personal la consciencia se actualiza constantemente, morimos y renacemos de muchas formas dejando a un lado las máscaras del ego y reencontrándonos con nuestro verdadero ser, la verdad esencial que somos detrás de las formas.
Nuestras luces y sombras nos trascienden constantemente. Nuestras heridas, nuestros miedos, la culpa, la exigencia, el rechazo, los juicios nos trascienden y de la misma forma todo lo que sanamos en nosotros nos permite contribuir al entorno desde una frecuencia distinta, alimentando otra resonancia. Cuando no nos ocupamos de atender lo que necesitamos atender, cuando no nos ocupamos de sanar nuestras heridas las mismas nos trascienden de generación en generación expresándose de diferentes formas, hasta que algún miembro atiende la información contenida y se ocupa de trascenderla, contribuyendo a la sanación y liberación de todo su árbol genealógico a través de su propia sanación. Nuestras penas no son sólo nuestras y nuestras alegrías y nuestra sanación también nos trasciende.
Trascendemos constantemente a través de nuestros vínculos. Nuestras emociones, nuestros pensamientos, nuestras acciones, nuestra vibración nos trasciende. Esto resalta nuestra responsabilidad personal respecto a atender la vibración que está trascendiendo en nosotros y a través de nosotros. ¿Qué está trascendiendo en ti y a través de ti? ¿Qué alimentamos en nosotros y a través de nosotros? ¿En nuestro entorno? ¿En nuestras familias?
Trascendemos constantemente a través de nuestra vibración y nuestros vínculos. Nuestra vibración impacta en nuestro entorno, resurgiendo en múltiples formas constantemente. Con cada vínculo trasciende tiempo y espacio, resurgiendo continuamente en nuevas formas. Trascendemos a través de cada vínculo resurgiendo en nuevas formas constantemente.
La luz que tomas, la consciencia que recibes en ti y a través de ti, ilumina también a tu entorno. Cuando abrimos una ventana para nosotros en nuestra propia vida, nos atrevemos a dar esos pasos que el corazón nos está pidiendo dar, abrimos esa ventana para nuestro entorno también; ese acto de coraje, esa acción, esa decisión nos trasciende. Eso que integramos en nosotros lo vemos reflejado en nuestro entorno y esa retroalimentación impulsa a la consciencia aún más lejos.
En el momento de que algo muere algo nace.
A partir de la trascendencia de ciertas frecuencias en nosotros contribuimos a la trascendencia de esas frecuencias en nuestro entorno.
Vivir es proceso, movimiento, cambio, trascendencia. Afirmar la vida es recibir la permanente transformación que implica, recibir la trascendencia, el desapego a la forma, la continua danza de la muerte y la vida en nosotros y a través de nosotros...conscientes de lo que elegimos fortalecer aquí y ahora en nuestra vida y a través de nuestra propia vida...honrando los vínculos que nos conforman.
Afirmar nuestra vida y la vida de nuestros vínculos, de nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros ancestros, los hijos no nacidos, reconociendo todo aquello que ha impactado emocionalmente en ti y forma parte de ti.
Seamos esa ventana, esa luz en nuestra vida y a través de nuestra propia vida. Fortaleciendo aquello que nos fortalece y nutriendonos de la retroalimentación de la experiencia cocreada.
Soledad Maurizio
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